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Lecciones militares: No pierdas de vista el objetivo

Cuando en 1933 Hitler inició el rearme de Alemania y trabajó con su estado mayor para preparar el ejercito se centraron en el desarrolo táctico, eclipsando el pensamiento estratégico. Por un lado, las tacticas alemanas de finales de la primera guerra mundial estaban empezando a resultar muy eficaces para romper la larga guerra de trincheras, y por otro lado el escaso tamaño del ejercito aleman autorizado por la Paz de Versalles hacía que los ejercicios de batalla se plantearan para pequeñas unidades. La experiencia de la primera guerra mundial era una losa en el alto mando aleman, y todos ellos buscaron la mejor forma de imponerse al enemigo y evitar una nueva sangría de aquellas condiciones. Como resultado de ello, cuando en 1939 dió comienzo la segunda guerra mundial, las fuerzas armadas alemanas tenían una doctrina de combate muy clara: "gana los tiroteos con el enemigo, y ganaras la guerra". Se habían centrado en la "táctica" (cómo conseguir un objetivo), y no en la "estrategía" (qué objetivos conseguir).

El ejercito aleman de la segunda guerra mundial demostró ser un adversario formidable, que arrancó el conflicto con tácticas muy eficaces, y una moral muy elevada. Pero adolecía de una escasa planificación estratégica. En 1940, en lugar de perseverar en la destrucción de la industria aeronautica inglesa, se enzarzó en la lucha avión contra avión, tampoco se arriesgaron a lanzar en paralelo una invasión terrestre que aliviase el esfuerzo de sus aviones. Posteriormente no se dedicaron fuerzas intentar conquistar los campos petroliferos de oriente medio, escasamente defendidos por pequeñas unidades coloniales británicas. Se pararon a tomar Grecia retrasando más de dos meses el inicio de la invasión de Rusa. Repartieron su ejercio en toda la extensón del frente ruso para derrotar a todas las unidades rusas que localizaban.... El ejercito aleman de la segunda guerra mundial parecía un enorme peso pesado con una venda en los ojos que golpeaba con dureza a todo el que se ponía delante, hasta que se agotó y se encontró sin practicamente haber conseguido ningún objetivo.

Esa misma actitud es extremadamente común en los proyectos software. Siempre existen nuevas tecnologías en el mercado que se prometen ser la solución a todos los problemas de desarrollo, y que permiten crear soluciones increibles. Muchas veces los equipos de desarrollo adoptan una de esas inovadoras tecnologías porque saben que les ayudará a solventar la mayoría de problemas que se van a ir encontrando... pero no analizan si relamente dicha tecnología servirá para cubrir todas las necesidades del proyecto, o si terminará siendo un escollo.

Técnologías inmaduras en las que aparecen errores de fuga de memoría que destrozan aplicaciones en producción. Productos comerciales cuyos planes de pago tienen un escalado exponencial, y llegado el momento hacen insostenible la facturación cuando se intenta escalar la solución. Marcos de trabajo que no cubren todos los aspectos de la aplicación, y que terminan en soluciones incompletas; o peor: en desarrollos infernales en los que las pequeñas partes que no estan cubiertas por el marco de trabajo acaban siendo solucionadas con diseños espantosos y antinaturales para intentar hacer encajes que terminan siendo imposibles de mantener.

Es más importante mantener claramente definidos los objetivos del proyecto, y siempre dar preferencia a ellos. Es necesario que cada decisión, herramienta y desarrollo se haga con el objetivo final en mente. Usar una técnica o tecnología "por que mola" debería quedar únicamente restringido al campo de la formación, y de los ejercicios sueltos.

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